Entre los animales domésticos el perro se destaca por diversas cualidades, entre ellas, su inteligencia y lealtad hacia su dueño. Sin embargo, “el mejor amigo del hombre”, no siempre recibe los cuidados básicos por parte de su propietario y puede contraer parásitos al entrar en contacto con animales o ambientes contaminados. Las plazas y veredas donde abundan los perros sueltos o abandonados pueden ser un riesgo para la salud de niños y adultos.
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En la Universidad, un equipo de investigadoras de la cátedra de Parasitología clínica y del Centro Regional de Investigación y Desarrollo Científico (CRIDECIT) llevó adelante una investigación sobre parásitos caninos en el barrio Stella Maris de la ciudad de Comodoro Rivadavia. La primera parte del estudio se desarrolló en el otoño de 2012.
En un primer momento, las científicas recorrieron el barrio lindero a la Playa del 99 y en base a la observación y a lo señalado desde la Unión vecinal seleccionaron siete lugares “claves” para la investigación. Dos basurales, dos plazas, el sector donde funciona el Centro de promoción barrial, la zona cercana al asentamiento sobre la ladera del límite sur y veredas donde abundan los perros sueltos y abandonados.
Recolectaron en total 65 muestras de materia fecal canina del ambiente, que trasladaron al laboratorio junto a 15 bloques de suelo de 10 cm de lado, a los que aplicaron diversas técnicas de análisis. Los resultados confirmaron la presencia de parásitos intestinales caninos en el 86% de las muestras (56 heces), y en el 62 por ciento de ellas (35 muestras), se halló más de un género parasitario. Las muestras de suelo también arrojaron resultados positivos para enteroparásitos en un 47% (7 muestras). La especie Toxocara spp demostró el mayor porcentaje de frecuencia relativa en el 86%, de las muestras de suelo (6 en total).
Algunos parásitos están relacionados con problemas ambientales, como suelos contaminados con materia fecal de animales y de personas, aguas servidas que a veces se utilizan para riego, y los lugares donde se realiza la faena clandestina. Los animales salvajes también son portadores de parásitos y, por lo tanto, debe evitarse que perros y gatos cacen y consuman pájaros, liebres, ratones, y otros. Los perros tampoco deben ser alimentados con vísceras crudas o mal cocidas, ya que podrían contener parásitos y transmitirlos al hombre.
Los enteroparásitos en humanos pueden profundizar la desnutrición, ocasionar problemas de aprendizaje, disminución de talla, cabellos secos, rechinar de dientes, entre otros síntomas tales como dolor abdominal, diarrea. También pueden ser asintomáticos.
En la presente investigación se hallaron los siguientes enteroparásitos: Toxocara spp en el 41%, de las muestras de heces (puede encontrarse tanto en perros como en gatos). Toxascaris con una frecuencia relativa del 29% (16 heces). Trichuris spp (2%) y Capilaria spp (2%). Uncinaria spp 7% (4 heces), Taenia spp 11%, (6 heces). Se hallaron Coccideos tales como Cryptosporidium spp, Sarcocystis spp y Cyclospora spp) en una frecuencia relativa del 36% (20 heces). Giardia spp. con frecuencia relativa del 29% de las muestras (14 heces).
Entre los parásitos potencialmente patógenos se encontraron Entomoeba spp. Iodamoeba spp y Endolimax spp en un 48% (27 heces). El 21% de las heces caninas (12 muestras) negativas mostraron presencia de cristales de Charcot Leyden, indicadores de parasitosis tisulares. Se describe por primera vez en la región Chilomastix spp.
Las muestras positivas para Taenia spp fueron enviadas a la Universidad Nacional del Comahue a fin de determinar coproantígeno para Echinococcus granulosus (parásito causal de la hidatidosis). Éstas arrojaron resultados negativos.
Continuidad de la investigación
La bioquímica Claudia Torrecillas, directora del equipo de investigación, afirmó a Argentina Investiga que “la concreción de este estudio posibilitó la capacitación de recursos humanos y tecnológicos en materia de Parasitología y Salud Pública, que ofrece la Universidad a través del departamento de Bioquímica de la Facultad de Ciencias Naturales y del CRIDECIT. Por el momento, el equipo continúa la investigación cuya segunda etapa está centrada en niños y adultos del Barrio Stella Maris.
Las investigadoras en conjunto con el municipio reconocen que el crecimiento que ha tenido Comodoro Rivadavia en los últimos años, demandaría un trabajo científico similar en los distintos barrios de la ciudad con la finalidad de actualizar el conocimiento sobre las parasitosis humanas prevalentes y sugieren a las autoridades priorizar las inversiones en materia de saneamiento ambiental urbano, además de aplicar soluciones integradas para la prevención, control y eliminación de las enfermedades parasitarias.
Medidas de prevención
Como medidas preventivas, el equipo científico considera necesario proveer de agua potable a todos los habitantes de la ciudad y promover medidas de higiene personal. Mejorar el saneamiento urbano respecto de aguas cloacales y controlar aguas residuales tratadas para riego para evitar la dispersión ambiental de parásitos (helmintos, protozoarios y coccidios). Recomiendan aplicar medidas tendientes a promover la tenencia responsable de mascotas, a partir de la promoción de la esterilización de canes y felinos a fin de disminuir el número de cachorros.
Diagnosticar y tratar a los hospedadores definitivos; promover la vigilancia epidemiológica de Echinococcus ganulosus; desparasitar con antihelmínticos adecuados canes y felinos y construir mataderos adecuados; decomisar, destruir las vísceras en frigoríficos y controlar la faena domiciliaria forman parte de las sugerencias de las profesionales, quienes afirman que las estrategias propuestas podrían interrumpir los ciclos de las enfermedades parasitarias y así disminuir el riesgo de enfermar a la población.
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En este sentido, profesionales de la Universidad participaron en una labor conjunta con las distintas áreas municipales de Gobierno, Medio Ambiente y Salud con el objetivo de intervenir en el territorio para prevenir y tratar la aparición de parásitos en las personas.