“El régimen actual capitalista, caracterizado por la flexibilización, configura un escenario laboral que dificulta ejercer la maternidad; una contradicción con una intensidad como nunca antes en la historia occidental”, afirma la investigadora. A raíz de esto, se está viviendo un proceso incipiente pero en ascenso que es la existencia de mujeres profesionales no madres. Corsetti analiza la incidencia que el desarrollo profesional tiene en la vida de este grupo de mujeres y que estaría configurando un nuevo tipo de identidad femenina, distinta a la hegemónica.
> Leer también: Nuevas estrategias para consolidar las TICs en Argentina.
Las mujeres estudiadas pertenecen a distintas profesiones, egresadas en su mayoría de la UNR, trabajan en organizaciones de Rosario y zonas aledañas y, con muy pocas excepciones, pasaron a constituir la primera generación de profesionales, donde su situación laboral actual significa un progreso económico con respecto a sus familias de origen.
Para este grupo, el trabajo profesional es condición de autosustento, estén solas o en pareja, es un estructurador de tiempos y espacios, el eje vertebral de todas las demás actividades. Asimismo, es percibido como espacio de realización personal y de relaciones sociales consideradas como propias.
Esto demuestra que el trabajo profesional es central en cuanto a su importancia económica pero también a nivel subjetivo, social y de configuración de la identidad. Es decir que “más allá de una cuestión financiera, hay un componente moral, que da cuenta del carácter emancipador que tiene la participación femenina en el mundo del trabajo”, reflexiona la antropóloga.
Las Superpoderosas
¿Qué posibilidades hay de compatibilizar el trabajo profesional con la maternidad?, se pregunta la investigadora. Aquí surgen dos escenarios: por un lado, aquellos trabajos con jornadas laborales no mayores a seis horas o que tienen una serie de licencias y pueden modificar los horarios. En este caso, no resulta incompatible.
Pero, en aquellos trabajos con jornadas extensivas e intensivas, de más de nueve horas y que requieren de una disponibilidad full time, la maternidad resulta incompatible para buena parte de las profesionales estudiadas. Esto pudo observarse en empresas de capitales extranjeros y multinacionales que se concentran en el gran Rosario.
En ese contexto, algunas mujeres terminan renunciando o deben reconvertir su trabajo, generalmente con algún emprendimiento. “Pero hay muchas que no están dispuestas a pagar un ‘impuesto reproductivo’ y renunciar a su trabajo profesional porque les da satisfacción y además le dedicaron mucho tiempo biográfico, de preparación y de inserción laboral”. Para estas profesionales, la renuncia a su desarrollo, a no poder crecer, genera mucha frustración y significa la renuncia a la libertad y a una vida propia.
Corsetti retoma la perspectiva de Nancy Fraser en relación a que este sistema capitalista, por un lado, promueve que la mujer salga al mercado laboral con jornadas extensas o pluriempleo por los bajos salarios pero, por otro, nadie se hace cargo del cuidado de los hijos, ni el Estado, ni las empresas, ni los sindicatos. Esta desigual distribución de los cuidados que implica la maternidad y no así la paternidad, en el mercado laboral se traduce en que las trabajadoras están en un plano de desigualdad respecto de sus compañeros varones y por eso se dificulta el desarrollo profesional.
De hecho, las mujeres entrevistadas reconocieron que no ejercer la maternidad les permitió disponer de un tiempo y una libertad para realizar determinadas trayectorias que implicaron un crecimiento profesional, desde irse al exterior, tomar cargos jerárquicos a estudiar otra carrera.
Lo cierto es que este modelo promueve una figura de mujer contradictoria. “Debe concentrar los valores altruistas de la mujer moderna: entrega, dependencia, ser para otros, pero a la vez desplegar los valores de mujer posmoderna: libertad, independencia, profesionalismo”, cuestiona la docente.
Según relevó Argentina Investiga, la antropóloga considera que este es un modelo de mujer que se aparta del terreno de lo humano y se inscribe más en el de la ciencia ficción: las superpoderosas, con habilidades especiales, mujeres malabaristas para conciliar el mundo productivo y el maternal, o mujeres pulpo con tantos brazos como actividades a realizar en forma simultánea.
“No todas las mujeres quieren ser así y al ver esta contradicción se distancian del modelo hegemónico construido sobre los pilares de la maternidad y la conyugalidad y empiezan a construir una identidad de manera reflexiva, en la que los mandatos empiezan a ser vividos más como opciones que como obligaciones”, reflexiona Corsetti.
Será deseada o no será
El proceso de decidir no ejercer la maternidad no responde a una única causa. Existe una diversidad de condicionantes que se relacionan y que cada mujer experimenta de una manera singular. Aquí también influyen las representaciones que se tienen hoy sobre la maternidad. “Una se inscribe en el eje de los cuidados, con un alto contenido moral y afectivo y otra es la que subraya el carácter repetitivo, obligatorio, agotador, full time, cuya frase de cabecera es ‘Lo que llaman amor es trabajo no pago’”, explica.
Si bien hay diferentes formas de maternar, la antropóloga afirma que persiste el modelo de maternidad intensiva que se consolidó hace más de un siglo, una actividad de crianza por parte de madres individuales centrada en las necesidades de la niñez, sin precio, con métodos determinados por expertos (el saber médico, el saber pedagógico) y que implica una atención costosa, intensiva y muy afectuosa.
“A pesar de que la maternidad continúa siendo un mandato social, hoy empieza a ser pensada como una opción, una elección”, sostiene. La mujer profesional como figura social que surge en la Argentina a partir de las décadas del sesenta y del setenta, cuando empieza a feminizarse la matrícula universitaria, está ganando terreno en la constitución de la identidad femenina. A diferencia de generaciones anteriores, en las que ser madre era la esencia de la mujer.
“En este momento histórico surge un proceso de reflexión acerca de la maternidad en el que las mujeres están habilitadas para interrogarse, decidir y actuar. Y en esto es innegable la incidencia de los feminismos y el lema ‘la maternidad será deseada o no será’”, expresa.
Algo quizás controversial, que se vive también con culpa, es el deseo de tener determinado tiempo y espacio para dedicarlo a actividades del ocio, el placer y el disfrute, y que estas mujeres no están dispuestas a sacrificar en pos de la maternidad.
En la actualidad, la investigadora analiza qué ocurre con las mujeres que deciden seguir trabajando en esas grandes empresas y también ser madres. Se pregunta cómo es la jerarquía en el mercado laboral, qué incidencia tiene la maternidad en el desarrollo profesional, qué estrategias utilizan para conciliar y de qué modo esta estrategia de vivir en simultaneidad ambos trabajos incide en la salud mental y el bienestar subjetivo de estas trabajadoras, un aspecto que no es muy tenido en cuenta en materia de seguridad laboral. Por otro lado, también indaga de qué modo el trabajo profesional incide en la forma de maternar, cómo son las experiencias de estas mujeres trabajadoras profesionales de nuestra región.
> Leer también: El transporte público de pasajeros en la mira de los científicos.
Tania Corsetti es licenciada y profesora universitaria en Antropología de la UNR, Magíster en “Poder y sociedad desde la problemática del género”, y becaria doctoral de Conicet. Su investigación “Trabajo profesional y maternidad. Un estudio relacional acerca de mujeres profesionales que trabajan en empresas del Gran Rosario”, radicada en el ISHIR, está dirigida por la doctora Laura Pasquali, docente de la materia “Psicología en el Trabajo” de la Facultad de Psicología de la UNR.