Se trata de una enfermedad reumática que se caracteriza por el depósito de cristales en las articulaciones, debido a un desbalance en los niveles de calcio y fosfato. El trabajo científico, desarrollado en el Laboratorio de Inmunopatología y Citometría de Flujo de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), logró obtener un diagnóstico confirmatorio de la enfermedad.
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El proyecto es dirigido por la doctora Carolina Gorlino e inicialmente recibirá un subsidio de $ 1.240.000, proveniente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, para estudiar aspectos del rol del metabolismo de los hidratos de carbono en el perfil inflamatorio de células del sistema inmune (neutrófilos), frente a la activación por estos cristales.
“Queremos estudiar estas células que provocan dolor e inflamación y hacen mucho daño al punto de que pueden llegar a generar un reemplazo de la articulación (…). La idea es evitar que esas células provoquen ese daño, aunque no sean las causantes de la enfermedad”, indicó la científica a Argentina Investiga.
El equipo de investigadores trabaja en red con médicos/as reumatólogos/as, bioquímicos/as e investigadores de San Luis, Mendoza y Córdoba. En la actualidad, un Centro Reumatológico de Mendoza está interesado en adquirir el servicio que los especialistas de la UNSL dieron a conocer.
“En la actualidad, en la clínica no hay una metodología para el diagnóstico certero, se identifica por descarte (…). Las clínicas o el médico reumatólogo no cuentan con elementos de microscopía o con técnicas espectroscópicas para detectar estos cristales y es por eso que nos contactan”, explicó Gorlino.
Los especialistas de la UNSL, a partir del servicio de microscopía electrónica de barrido (FQByF) y el servicio del microscopio de luz polarizada (FCFMyN); y de técnicas de coloración, desarrollaron el protocolo para el diagnóstico y la detección de esos cristales.
La enfermedad genera molestia, dolor, inflamación y con el tiempo puede provocar daño articular. Se ve generalmente en adultos mayores. Los/as pacientes que la padecen tienen más de 60 años, no hay incidencia entre hombres y mujeres y muchas veces pasa inadvertida porque está subdiagnosticada, ya que la forma precisa de obtener el diagnóstico es a partir de la observación de los cristales.
“No hemos realizado un servicio masivo, la idea es poder ofrecerlo como un potencial servicio a nivel regional”, comenta Gorlino y añade: “Ayudamos a dar el diagnóstico certero para poder dirigir el tratamiento terapéutico y ver qué medicamentos tiene que administrarle el médico al paciente. Tratamos de ayudar en ese sentido”, concluyó.
Dato
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Este proyecto surge del trabajo de una tesis de Maestría de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQByF) en un Centro Reumatológico de la provincia de Mendoza.