Un grupo de especialistas estudia diferentes estrategias y datos para mejorar la manera de vincular a los productores con los potrillos recién nacidos y aprovechar, así, el potencial genético de diferentes razas equinas, mediante Técnicas de Vinculación y Aprendizaje No Traumático (TVANT).
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La Argentina es uno de los mejores productores de equinos del mundo. Los animales son reconocidos a lo largo del globo por su potencia y velocidad en deportes como el Polo o el Turf. Dicha industria está en pleno auge, aunque se encuentra ante el desafío de recuperar mercados internacionales de “productos de alto valor agregado”. Sin embargo, no puede despegar de la aplicación del más moderno desarrollo tecnológico y de modelos tradicionales basados en sometimiento y dominación.
Es por esto que un equipo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora trabaja en el desarrollo de protocolos para la crianza no traumática de equinos dentro de un modelo semi extensivo, con el objetivo de evitar las lesiones autoinfligidas y problemas de sociabilización con humanos.
Al hablar de vinculación y aprendizaje se refiere a un proceso mayormente irreversible, el cual sucede a las pocas horas después del nacimiento de animales que, principalmente, corren riesgo de ser predados (la especie es naturalmente predada y, por tanto, desconfiada). Es así que las crías aprenden, en un corto período de tiempo, quién es su madre, siendo ella su maestra fundamental, la cual, además de protegerlo, le enseñará sus conductas ante su propia experiencia con el sistema productivo en general y el operador en particular, cómo interactuar con su comunidad, además de las reglas básicas de confianza, defensa y territorio, entre otras facultades básicas para poder reaccionar de manera eficaz ante los peligros inminentes.
Esta es la manera natural por la cual los animales pueden llegar a generar rasgos, tanto individuales como grupales, dentro de su manada. El director de la investigación, Sergio Paz, señaló a Argentina Investiga: “Cuando hablamos de modelos de crianza semi extensivos, apuntamos a que se realizan servicios naturales entre yeguas madres y padrillos; seleccionamos como los mejores por sus antecedentes correspondientes al biotipo y funcionalidad como los más aptos. Los partos son descontrolados a campo y sin relacionar al neonato con el operario en encuentros que generen confianza y relaciones no traumáticas. A la vez, hay cierta intervención humana, en alimentación acorde a categorías y épocas del año en las que hay menos alimento, porque las pasturas se secan, o los campos se encuentran anegados; ahí se da la intervención”.
Para optimizar el proceso de cría y aprendizaje de los neonatos reduciendo los riesgos mencionados, los investigadores proponen la utilización de un conjunto de Técnicas de Vinculación y Aprendizaje No Traumático (TVANT), las cuales se implementan desde los primeros tres días posteriores al nacimiento hasta el destete de las crías.
El proceso se lleva a cabo en los corrales, donde los encargados se ocupan de separar a la yegua del potrillo para que estos puedan realizar el proceso de “vinculación y aprendizaje” en conjunto con los productores. Una vez que el vínculo queda formado, las crías pueden guardar los recuerdos de los operarios como no predadores.
Las TVANT se realizan alrededor de 40 minutos diarios durante 14 días, divididas en bloques diarios, que van agregando grados de complejidad, desde las caricias de desensibilización, hasta actividades que repetirán a lo largo de sus vidas en sus diversos destinos productivos.
Durante el desarrollo de los catorce días, los animales practican actividades similares a las cuales deberían ser sometidos en estado semi salvaje al momento de la doma, las cuales van desde la elevación individual de cada una de sus patas, pasando por el casqueo hasta llegar a la colocación de bozales, o la realización de caminatas acompañados por una persona.
Hay que destacar que este tipo de técnicas traen aparejadas grandes contribuciones a las áreas tanto científicas como productivas. Desde el lado científico, la aplicación temprana de las técnicas permite elaborar diferentes “mapas” para que la producción semi extensiva de caballos criollos se vea profesionalizada.
Mientras que, desde el lado productivo, se logra disminuir el número de potrillos que no pueden ser domados, evitando pérdidas millonarias, mientras que, al mismo tiempo, se contribuye a la especialización de recursos humanos para el desarrollo de grupos que puedan aplicar y difundir dichas técnicas.
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Las primeras conclusiones indican que este tipo de estudios pueden generar mucho valor agregado a la industria, ya que los caballos se mantienen sanos, fuertes y dóciles, menguando, de esta manera, los problemas tales como las lesiones o la indisciplina. El investigador, por su parte, propone que se busque un “camino” para conciliar a la técnica moderna con las tradiciones propias del campo.