Durante la digestión se descomponen los alimentos para crear glucosa, la mayor fuente de energía para el cuerpo. El aumento de concentración de glucosa en la sangre dispara una señal desde el páncreas, el cual ordena a las células del cuerpo incorporarla para ser utilizada o almacenada. El mensajero de esta señal es la hormona insulina. Sin embargo, este proceso puede fallar, dando lugar a diversas formas de diabetes.
El programa “Macromoléculas y estructuras supramoleculares de interés biotecnológico” de la UNQ se unió al Laboratorio de Inmunoendocrinología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA), que realiza investigaciones en autoinmunidad y diabetes, para el desarrollo de un análisis no radioactivo, de bajo costo, que puede detectar la forma autoinmune de la enfermedad hasta diez años antes de su manifestación.
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La diabetes se divide en dos tipos, según su origen: tipo 1 o autoinmue, que afecta al 0,3% de la población mundial, y se caracteriza porque varios años antes de la aparición de los primeros síntomas se encuentran proteínas en la sangre, que son de suma utilidad para la predicción de la enfermedad; y la diabetes tipo 2, que no tiene componente autoinmune, aunque en los pacientes que la padecen el riesgo de desarrollar el tipo 1 es bastante alto.
Hasta hace algunos años, la detección se hacía únicamente por una técnica que utiliza dichas proteínas marcadas con átomos radioactivos. “Estos sistemas, aunque son muy sensibles, no se realizan en cualquier laboratorio de análisis clínicos porque requieren el uso de material radioactivo -altamente contaminante-, instalaciones especiales y habilitación institucional”, asegura el Dr. Mauricio Sica, investigador del CONICET en el Laboratorio de Expresión y Plegado Proteico, bajo la dirección del Dr. Mario Ermácora.
“Para desarrollar una técnica no radiométrica fue necesario un sistema que produzca las proteínas IA 2 y GAD65 correctamente plegadas, en altas cantidades y con alto grado de pureza, lo cual era complicado. Por ello acudimos al grupo dirigido por el Dr. Ermácora, ya que es reconocida su experiencia en el estudio de la expresión y el plegamiento de proteínas”, explica Sica.
“El examen radioactivo tiene un valor mínimo de 150 pesos, mientras que éste puede costar 10; puede ser realizado en laboratorios clínicos de mediana complejidad, lo cual acerca el análisis a la población general, y puede indicar con bastante anticipación la probabilidad que tienen los individuos que conforman la población de riesgo de contraer la enfermedad”, asegura Sica.
Los procedimientos están patentados en el país y en Estados Unidos, y forman parte de los servicios asistenciales de rutina que la Facultad de Farmacia y Bioquímica ofrece a la población.
Por otro lado, además de su aplicación biotecnológica, este test permitió hacer importantes avances en la comprensión de los mecanismos que regulan la producción y liberación de insulina en el órgano que la produce.
Investigadores de la Universidad de Dresden (Alemania), liderados por el Dr. Michele Solimena, demostraron que, en la célula pancreática, la proteína IA 2 está involucrada tanto en la regulación de la secreción de insulina como en su expresión génica. “Siguiendo esa línea, recientemente logramos determinar la estructura tridimensional de la porción extracelular de la proteína IA 2.
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Actualmente continuamos trabajando en los aspectos biofísicos que involucran a esta proteína con los procesos de regulación de la expresión y secreción de insulina”.