La formación de tumores de la glándula hipófisis es el tema por el que se interesó hace ocho años la investigadora Carolina Cristina y desde entonces trabaja para averiguar las causas que los provocan, así como para estudiar si es posible tratarlos con terapias alternativas.
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La investigadora lleva adelante su proyecto en la UNNOBA y en colaboración con el laboratorio de Regulación Hipofisaria del IBYME-Conicet (Instituto de Biología y Medicina Experimental) donde, bajo la dirección de la doctora Damasia Becú, realizó su tesis doctoral. Obtuvo recientemente un subsidio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica con el que se financiará parte de los experimentos.
Su trabajo en los tumores de hipófisis es sobre factores angiogénicos, que son los que producen el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos y permiten el crecimiento de la masa tumoral. La hipófisis está ubicada debajo del cerebro, en una fosa ósea llamada “silla turca”. Si crece demasiado, el tumor puede comprimir estructuras cerebrales circundantes y romper el hueso.
Si bien los tumores de hipófisis son de crecimiento lento, causan una alta mortalidad debido a su localización intracraneana y a su secreción hormonal exacerbada. Entre los adenomas hipofisarios, los prolactinomas son los más frecuentes. Se originan en las células que producen prolactina (llamadas lactotropos), objeto de estudio de la investigadora.
Los prolactinomas son tratados en forma eficiente con agentes farmacológicos: los agonistas dopaminérgicos, pero alrededor de un 15 por ciento son resistentes y requieren cirugía. La operación para extirparlos se realiza vía transesfenoidal o transcraneal, según el tamaño del tumor, y su éxito depende en parte de la experiencia del neurocirujano. “Queremos demostrar que la angiogénesis es importante para el desarrollo de los tumores hipofisiarios. Entonces, si la bloqueáramos con drogas antiangiogénicas lograríamos que ese tumor no tenga oxígeno, nutrientes, ni factores de crecimiento y detenga su avance”, explica a InfoUniversidades la investigadora.
Durante su tesis, utilizó un modelo experimental de prolactinoma en ratones que no tienen receptor de dopamina, que es la que inhibe la secreción de prolactina y la proliferación de lactótropos. “En este modelo no se había hecho ningún estudio de angiogénesis y nosotros fuimos los primeros en demostrar la sobreexpresión del factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) en los tumores. Establecimos, además, una relación entre el sistema dopaminérgico y el VEGF en hipófisis. Como estos ratones no tienen receptores de dopamina, son un buen modelo de prolactinoma resistente a dopaminérgicos”, sostuvo.
Cristina dijo que una vez que adquirió experiencia sobre la angiogénesis y los factores de crecimiento que actúan en los tumores experimentales, comenzó a estudiar los tumores humanos. Para eso, se contactó con neurocirujanos y elaboró un plan de trabajo aprobado por los comités de bioética correspondientes.
El neurocirujano le da pequeñas muestras de tejido tumoral, que sirven para hacer las mediciones de los factores angiogénicos. Durante la operación, además, puede ver en una pantalla cómo el tumor presiona a la hipófisis normal y la retrae. “Como los tumores son tan diversos, tan diferentes entre sí, se necesita un gran número de muestras que a veces resulta difícil conseguir y retrasa los experimentos”, afirmó y puntualizó que lo que realiza es investigación básica, es decir ciencia básica, no investigación aplicada, y que se traduce en un aporte para la ciencia y el conocimiento, una cuestión fundamental ya que los descubrimientos en ciencia básica son los que podrán tener su aplicación en un futuro.
“Nosotros, con todo el conocimiento de angiogénesis y factores de crecimiento en hipófisis, estamos iniciando un nuevo camino que tiene que ver con las células madre tumorales. Estas células ya se encontraron en otros tumores, como en los de pulmón, de mama, del sistema nervioso central, etcétera, y serían capaces de autorrenovarse y de dar origen a muchos tipos de células”, explicó.
Además puntualizó que entre los investigadores que estudian los tumores hipofisarios a nivel mundial es discutido el hecho de que la angiogénesis sea crítica como lo es para otro tipo de tumores sólidos. “El problema es que la glándula normal tiene muchos vasos sanguíneos. Yo creo que la angiogénesis también es importante en los tumores de hipófisis, a pesar de no tener tantos vasos como otros tumores más agresivos, porque el crecimiento de una masa tumoral necesita aporte de oxígeno y nutrientes. Y ya tenemos resultados preliminares satisfactorios de tratamientos antiangiogénicos en los ratones”, señaló. Lo que ocurre es que son varios los factores que intervienen en su desarrollo y esto hace difícil asociar la vascularización del tumor a su crecimiento o mantenimiento, entre otras cosas.
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Carolina Cristina participa en la construcción y equipamiento de nuevos laboratorios de investigación en la UNNOBA. Mientras tanto, con ratones que aporta el Instituto Maiztegui apuesta a generar otros modelos de prolactinomas para continuar su trabajo en angiogénesis y células madre tumorales.