Se utilizó ecografía Modo A para control evolutivo de las capas adiposas (marcadas en rojo y verde) y de la capa muscular.
La Dra. Graciela Di Benedetto es la directora del proyecto de investigación que trabaja con potenciales pacientes sarcopénicos de Tucumán. “Se busca evaluar los pasos de la sarcopenia en los adultos mayores de nuestra provincia, interpretar los beneficios de la alimentación y la actividad física correctas y controlar si el método de ecografía Modo A puede servir en el consultorio para hacer una determinación simple y rápida de la altura muscular y ver si, en algún momento, logramos entrar en fase de recuperación de volumen”, cuenta Di Benedetto, docente de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta).
> Leer también: Un desarrollo argentino para combatir el dengue.
Reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sarcopenia se define como un cuadro clínico caracterizado por baja masa muscular y bajo rendimiento físico o debilidad en la fuerza muscular, según detalla el Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Personas Mayores (EWGSOP). Por un lado, “hay sarcopenias primarias, propias del Músculo, que tienen que ver con el proceso normal de envejecimiento. El envejecimiento significa deterioro biológico progresivo por una codificación genética, esto quiere decir que tu genoma ya tiene la información de cuánto tiempo va a sostener un nivel eficiente de síntesis proteica”, según explica Graciela. E incorpora el siguiente dato: “A partir de los 55-60 años, cada diez años, la masa muscular disminuye entre un 8% o 10%”. Por otro lado, la Doctora en Ciencias de la Salud expone también que las sarcopenias secundarias son aquellas que se originan por enfermedades crónicas.
En el proyecto, los investigadores de la UNSTA trabajan con pacientes de entre 60 y 70 años para homogeneizar la muestra. Se trata también de pacientes que tienen recetadas no más de cinco medicaciones porque se busca estudiar al músculo en su deterioro biológico normal. “La medicación, de alguna manera, afecta la masa muscular, que puede ser a través de la microbiota intestinal o a través de, por ejemplo, relajación muscular”, afirma.
Di Benedetto reconoce que para el estudio, el equipo de trabajo optó por utilizar valores de corte más bajos de lo habitual: 23 kilos para mujer; 36, para hombre. Lo que se busca con esa decisión es llegar antes al diagnóstico para que sea recuperable.
“Con eso comenzamos a testear. A quienes están en esos valores les preguntamos si quieren ingresar, firman un consentimiento informado y le hacemos otras pruebas: el test de la silla de 15 segundos, que es sentarse y pararse para ver qué número de veces puede hacerlo sin ayuda; luego medimos el perímetro de la pantorrilla para ver cuál es el volumen muscular; y hemos incorporado una ecografía muscular, pero no es la ecografía a la que todos están acostumbrados, es una ecografía Modo A que se usa para ver la masa grasa y la masa muscular”, relata la investigadora, Médica Especialista en Nutrición y Medicina del Deporte. Di Benedetto también aclara que se trata de un aparato que se utiliza solamente para control evolutivo de las capas adiposas y de la capa muscular porque permite mostrar la altura y la forma de estas.
Una vez que el paciente ingresa, se le otorga un plan alimentario focalizando la calidad y cantidad proteica que tiene que consumir, distribuido al menos en tres comidas principales para que haya mayor absorción y se le indica un plan de actividad física específico para recuperación muscular. “Esta tarea la debe hacer un profesor de educación física que esté capacitado en el tema, no cualquiera puede prescribir actividad física para un adulto mayor (...). Los trabajos específicos se dan sobre los grupos musculares y tienen una indicación y es trabajar con cierta potencia y con cierta intensidad”, aclara, y reconoce que la capacitación de profesionales en esta área es una deuda pendiente en la sociedad.
La actividad física o el sedentarismo a lo largo de la vida se evidencia. “Lo que vemos es que cuando el pasado deportivo y físico de esa persona fue mayor, llega a los 60 años con más músculo, entonces, el deterioro existe pero no afecta porque hay mucha carga”, menciona Graciela. En esa misma línea, la investigadora remarca: “La mejor forma de transitar ser un adulto mayor es moverse”.
Imprevistos que crean nuevas líneas de investigación:
> Leer también: A la campaña contra el dengue se suma la Universidad.
En la tarea investigativa, el equipo de trabajo se encontró con un imprevisto: la epidemia de dengue que enfrentó Tucumán y gran parte del país en el verano del 2024. “Con el brote de dengue vimos una pérdida de la fuerza muscular que realmente preocupa. Vamos a investigar cuánto demoran en recuperarse y si se recuperan al mismo nivel”, se sincera. Y agrega: “Esto no era parte del proyecto, y no significa que vayamos a cambiar los objetivos, sino que vamos a receptar datos complementarios que eventualmente puedan servir para otro proyecto”.