En algunos casos, las complicaciones suelen agravarse hasta derivar en un trasplante
La inflamación crónica del hígado puede ser una consecuencia de la hepatitis viral o autoinmune, y provocar con el tiempo una cirrosis o fibrosis hepática. En algunos casos, las complicaciones suelen agravarse hasta derivar en un trasplante de hígado. Un equipo de científicos del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI), dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata y del Conicet, desarrollaron en conjunto con sus pares de la Universidad alemana de Mainz, un sistema de nanopartículas con potencial para disminuir las inflamaciones crónicas de hígado.
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Para tratar esta patología se utilizan principalmente glucocorticoides sintéticos como la dexametasona. No obstante, aunque efectivos, este grupo de fármacos suele tener muchos efectos adversos cuando se usa de manera sostenida en el tiempo. Fundamentalmente, son inmunosupresores y además, en pacientes pediátricos pueden impedir el crecimiento y producir úlceras intestinales.
¿Por qué ocurre este efecto indeseado? Cuando se administra un medicamento, el componente activo se distribuye por todo el cuerpo, afectando a otros órganos y tejidos. Los glucocorticoides sintéticos, por ejemplo, suelen afectar la mucosa gastrointestinal produciendo ulceraciones, y la síntesis de colágeno con consecuencias directas sobre el retardo del crecimiento.
El doctor Germán Islan, responsable del proyecto, explicó: “Con el objetivo de evitar los efectos adversos desarrollamos un sistema nanoparticulado que nos permite encapsular la dexametasona. Lo hicimos bajo la lógica de que las nanopartículas suelen acumularse espontáneamente en el hígado y, en particular, interaccionan con las células del hígado responsables de las señales de inflamación. De esta manera, podría tratarse la inflamación crónica del órgano reduciendo, a la vez, los tan temidos efectos secundarios”.
“Para construir estas nanopartículas se utilizó una plataforma previamente desarrollada por el grupo de Nanobiomateriales del CINDEFI, basada en ceras biocompatibles. Las nanopartículas resultantes (Nanopartículas Sólidas Lipídicas) demostraron ser capaces de encapsular eficientemente la dexametasona, sin producir hemotoxicidad y sin interacción con las proteínas del plasma. Como ventaja adicional, su conservación es sencilla y permite mantener sus propiedades intactas luego de un año de almacenamiento”, detalló el científico a Argentina Investiga.
Por su parte, el doctor Ignacio Rivero Berti, integrante del equipo, expresó: “En el desarrollo logramos que las nanopartículas sean internalizadas –como se esperaba– por las células hepáticas diana y conserven la actividad antiinflamatoria buscada”.
En ensayos in vitro, se comprobó que la actividad antiinflamatoria se extiende hasta por 24 horas; un gran avance en comparación con la dexametasona libre (es decir, no encapsulada en nanopartículas), cuya actividad dura aproximadamente seis horas. El hallazgo abre la puerta al desarrollo de nuevas terapias que reduzcan los efectos adversos asociados al tratamiento y, al mismo tiempo, disminuyan la cantidad de dosis”.
Los responsables de la investigación advirtieron que, si bien los resultados obtenidos hasta el momento resultan esperanzadores, estos desarrollos son todavía incipientes, y la llegada de un sistema farmacológico de estas características al mercado es un proceso largo que requiere una caracterización profunda y evaluaciones clínicas en pacientes humanos. No obstante, sistemas basados en plataformas similares ya se encuentran en el mercado, y la dexametasona es un fármaco con un largo historial de uso, por lo que su transferencia al sector productivo, aunque compleja, está lejos de ser inviable.
El trabajo fue realizado por el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI) dependiente de Conicet-UNLP, y el Hospital de Niños de la Universidad de Mainz (Alemania), cuyo investigador responsable del proyecto es el doctor argentino Maximiliano Cacicedo.
A su vez, el desarrollo contó con la colaboración de grupos de investigación del Instituto de Genética Veterinaria (IGEVET, UNLP-Conicet La Plata), el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, Conicet-UNLP), y el Laboratorio Max Planck de Rosario (MPLbioR, UNR-MPIbpC).
El doctor German Islan es ayudante diplomado de la Cátedra de Microbiología General de la Facultad de Ciencias Exactas (UNLP). El doctor Ignacio Rivero Berti es ayudante diplomado de la Cátedra de Farmacología Especial y Toxicología de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UNLP).
El desarrollo fue publicado en la prestigiosa revista de divulgación científica MDPI: https://www.mdpi.com/1999-4923/14/8/1611
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Pharmaceutics 2022 https://doi.org/10.3390/pharmaceutics14081611