En la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, como parte del programa “Transformaciones territoriales en la Patagonia Central. Destinos de los espacios: análisis, discursos y prácticas”, el doctor Santiago Bondel y el licenciado Alberto Vázquez llevan adelante un estudio cuyo foco de atención es el ámbito de la estepa que es propio de las tradicionales estancias ovejeras; perdurables unas, reconvertidas otras, y muchas, abandonadas. Aquí se superponen novedosas y variadas modalidades territoriales con la relativa simplicidad del “todo rural ovino”, es decir, aquella que valora tanto la combinación entre condiciones y calidad de sitios, sus caminos y sendas con los distintos roles convocantes de ciudades, pueblos y parajes.
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Los especialistas explicaron a Argentina Investiga que los destinos del espacio no sólo obedecen a condiciones propositivas de mercado, sino también a la superposición de lógicas territoriales productivas (las del rinde por hectárea, por ejemplo) con aquellas vinculadas a lo contemplativo (de lo atractivo, ameno y/o de los afectos) como la conservación, el turismo y la recreación.
Con sólo algunas ciudades de relativa importancia y unas decenas de pueblos débilmente diseminados en 600.000 quilómetros cuadrados, la estepa patagónica reúne unos 5.500 establecimientos agropecuarios conocidos como “estancias”; asociadas a un progresivo declive ganadero que lleva ya más de cincuenta años. En este contexto, plantean los investigadores, se observa una creciente demanda de tierras que ha revitalizado el mercado inmobiliario regional; este hecho no deja de asombrar por su desarrollo mediático-comercial en escalas regionales, nacionales e internacionales. Con esta revalorización, se muestran nuevos destinos de los espacios que conllevan también diferentes figuras actuantes, en su mayoría no ganaderas.
Abandono agropecuario
Uno de los casos que mejor ilustra esta situación es el de la Meseta Central santacruceña, grafican los investigadores, y agregan que este área ecológica y agroeconómica en las últimas décadas enfrenta un acelerado proceso de cambio como resultado de la convergencia de varias tendencias como el significativo declive de la ganadería ovina extensiva, que desde los años noventa se materializa en el abandono de la producción –situación que según el diagnóstico realizado alcanza a más del 65% de los establecimientos agropecuarios del área–, la creciente oferta inmobiliaria, y la paralela valorización de las tierras para nuevas funciones.
Es destacable el avance de la minería metalífera a gran escala, que en el contexto de la reforma legal minera de los noventa se inicia en el yacimiento Cerro Vanguardia y en la actualidad involucra, en etapas de producción o prospección-exploración, a numerosos sitios del macizo del Deseado. Las dimensiones de los proyectos en ejecución y sus demandas espaciales (caminos, agua, etcétera), actúan como promotores de importantes modificaciones en los destinos y la propiedad de la tierra rural.
También son destacables las nuevas modalidades ganaderas con cambios en el tipo de ganado –especialmente la introducción de pequeños rebaños de bovinos en extensas superficies disponibles, producto del “vaciamiento”– o el tamaño de las unidades productivas a partir de la concentración propietaria por parte de empresarios extra-regionales y regionales.
En forma paralela, son numerosos los casos de establecimientos con cambio de dominio, donde la claridad de las intencionalidades es por lo menos difusa e hipotéticamente pueden asociarse a reducciones impositivas, garantías en operaciones bancarias, fines recreativos, resguardo de capital y/o especulación inmobiliaria en razón del auge de la actividad minera.
En estos procesos de transformación, también actúan de forma directa las administraciones estatales con la creación de espacios de conservación como el Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo.
Con estos nuevos destinos se generan importantes restructuraciones parcelarias en el marco de procesos de concentración y extranjerización de la tierra, como puede verse en el departamento Magallanes (Santa Cruz), donde más del 15% de sus campos pertenece a propietarios extranjeros.
Ausentistas con Ley
“Estas nuevas modalidades de tenencia de la tierra ofrecen un panorama incierto; en general son de tipo ausentista, si bien las precisiones son difíciles de abordar ya que la tenencia propietaria es una cualidad de difícil análisis. Sus vertientes figurativas en materia jurídica consiguen hacerse ‘invisibles’ y así, sucesiones patrimoniales complejas o testaferros, también muchas veces ausentistas, confunden al universo analítico”, afirman Bondel y Vásquez. Esta particularidad motivó al grupo de investigación a buscar y tratar de comprender mejor el desenvolvimiento geográfico de la Patagonia esteparia, para tal fin se inició una sistematización territorial que busca conjugar cuestiones de tenencia y organización espacial a modo de “continente contextual”.
La tendencia creciente en el país de la tenencia extranjera indujo a la sanción de una ley específica en favor de la desaceleración en el número de ausentistas transnacionales. La ley nacional N° 26737/2011, reglamentada por el decreto N° 274/2012 y que, sin afectar derechos adquiridos, limita la titularidad y posesión de tierras rurales a personas físicas o jurídicas extranjeras.
Geografía rural
Para analizar estos procesos el grupo recurrió a los conceptos de la geografía rural y marcos teóricos actuales, donde la ruralidad se despega de la exclusividad agropecuaria. La sistematización de tareas de campo, en particular entrevistas y observación directa, se complementa con el análisis bibliográfico, cartográfico y documental.
Entre los avances de la investigación, pudo constatarse que el vínculo de propietarios, arrendatarios, ocupantes y demás formas de relación entre tenedores, pobladores y espacio, reúne condiciones genéricas de interés. Incluso, hasta el ‘abandono’ es dable de categorizar como entidad analítica. Todo esto se enmarca en la coexistencia de lógicas territoriales novedosas y tradicionales en la ruralidad de nuestros días que, así como se ve trastocada por presiones económicas y políticas sobre recursos mineros y energéticos del orden trasnacional-nacional, es también reflejo de pautas culturales novedosas (reivindicaciones comunitarias, demandas ecológicas, patrimoniales, etcétera).
Multiterritorialidad
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En el contexto de la llamada “compresión espacio temporal”, se incorpora entonces el concepto de “multiterritorialidad”, que entre otras condiciones involucra a quienes tienen mayores posibilidades de vivenciar y/o controlar territorios en distintos puntos del país y el mundo. Los vínculos se producen ya sea por desplazamientos físicos o de forma simultánea a través de la conectividad virtual. De hecho, en la actualidad y desde hace dos décadas, el antecedente de propietarios ausentistas retoma importancia y en un marco de desregulaciones a escala mundial, las tendencias inmobiliarias acompañan, cuando no profundizan estas modalidades, propias de las periferias de la ecúmene, concluyen Alberto Vázquez y Santiago Bondel.