El proyecto “Reintroducción del cultivo de la quinoa en los valles andinos de San Juan” es un trabajo que desde hace cuatro años realiza un grupo de investigadores del INTA y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ, integrado por Gonzalo Roqueiro junto a Nadia Barcena, ambos doctores en Ciencias Biológicas, y Laura Notario, licenciada en Nutrición.
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“Si bien la quinoa era cultivada por las culturas precolombinas que habitaron esta zona, la intención de reinstalarlo tiene un doble propósito: por un lado, diversificar la producción y, por otro, lograr que la comunidad local empiece a consumir quinoa, ya que tiene muy buenas características nutricionales y es altamente beneficiosa para la salud de la población, tanto de adultos como de niños”, resaltó Gonzalo Roqueiro.
Desde hace tiempo se trabaja con los productores de los departamentos de Jáchal, Calingasta e Iglesia. La metodología implementada es llevarles el grano o semilla y enseñarles a cultivarlo. Sumado a esto, se involucró a la comunidad con la intención de enseñarles qué es la quinoa para lograr el consumo de dicho alimento. Es por eso que la tarea se hizo con escuelas, uniones vecinales y la comunidad de productores y productoras. La modalidad de trabajo fue a través de talleres, en la que se les explicó qué es el cultivo, la forma de consumirla y los beneficios que tiene para la salud.
“La quinoa no es cultivo nuevo; sin embargo, para el INTA sí lo es, ya que desde hace poco tiempo se empezó a estudiar en esta zona”, explicó Roqueiro. Desde dicha institución se creó una red a nivel nacional de quinoa, en la que se nucleó a técnicos de todas las provincias que están sobre la precordillera y cordillera, con la intención de distribuir la misma cantidad de semillas de diferentes variedades para probarlas en diferentes latitudes y altitudes del país. A partir de esto, se comparan los resultados, calidad de semillas, ciclo de la planta y adaptación al ecosistema. Una vez obtenidos los datos, se determina cuál es el mejor ecotipo para cada lugar.
En cuanto al balance que los investigadores hacen respecto de los cuatro años de trabajo con el cultivo, consideran avances en lo científico relacionados con los niveles de tolerancia en determinados lugares, como el frío, el grado de salinidad del suelo y la falta de agua. Otro punto a resaltar es la forma en que los productores se apropiaron del cultivo de la quinoa.
“El próximo desafío, es lograr que las comunidades de los valles andinos de San Juan incorporen en sus dietas a la quinoa como plato principal, colaborando de esa manera con los objetivos de la soberanía alimentaria”, puntualizó Roqueiro.
¿Qué es el cultivo de la quinoa?
La quinoa es una planta que pertenece a la familia de la espinaca y de la acelga, cuya característica principal es que son tolerantes a la salinidad. Existen aproximadamente 3000 ecotipos de esta planta. Sus semillas tienen entre 1 y 2 mm de diámetro, están contenidas en las panojas y son muy productivas. Tienen un ciclo de 90 a 120 días, dependiendo de la variedad que se siembra y requieren de un cuidado específico para evitar que se pierdan por la influencia de algún hongo.
Una vez transcurrido ese tiempo, la planta está en condiciones de ser cosechada si al tocar la hoja las semillas se desprenden fácilmente. En ese caso, se corta la panoja y se las deja secar al sol. Gracias a su productividad, por temporada se recolectan entre 1.000 y 2.000 kg de semillas por hectárea, dependiendo del ecotipo plantado.
Ecotipos de quinoa
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Actualmente, en San Juan se siembran ocho ecotipos de quinoa, de los cuales dos provienen de Chile y el resto del banco de germoplasma del noroeste, que pertenece al INTA. “La intención es que a partir de los ensayos y trabajos que hacemos con el cultivo logremos instalar una especie como nativa de la provincia de San Juan”, finalizó Nadia Barcena.