La mariana, o caña del mudo, que puede causar dolor, edema, irritación y prurito.
Alumnos y docentes de la Universidad Nacional del Sur realizaron un censo de especies vegetales en todos los jardines de infantes de a ciudad de Bahía Blanca, con resultados sorprendentes: el 43% de las plantas presentes son tóxicas. La ingestión de las hojas o frutos es el mecanismo más frecuente que causa malestares.
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El trabajo establece que hay ejemplares peligrosos y habituales en toda la ciudad, y que existe un gran desconocimiento sobre sus características. Según explicó a InfoUniversidades la doctora Viviana Cambi -profesora del departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia- el estudio determinó que el 57% de las especies ornamentales encontradas es considerado inocuo, mientras que el 43% restante puede producir algún tipo de afección.
Junto a la investigadora trabajaron las licenciadas Vanesa Pérez Cuadra, Melina Calfuán y María de los Ángeles Rueda, quienes precisaron que de las plantas tóxicas, un 14% son especies que producen fitodermatitis (lesiones cutáneas generadas por contacto con alguna parte del vegetal y que no causan daños graves). Otro 7% se conforma por las que afectan las vías respiratorias (reacciones alérgicas generadas por el polen, cuyos efectos dependen de la susceptibilidad del afectado), y un 6% por las que contienen en sus tejidos cristales de oxalato de calcio, que pueden producir irritaciones en la piel o en las mucosas, según si se generan por contacto o ingestión. “El 16% restante de las plantas tóxicas contiene diferentes compuestos en hojas, flores y frutos que al ser ingeridos liberan sus toxinas y provocan daños más severos (irritaciones gástricas, alteraciones cardíacas y del sistema nervioso, malestar general)”, explicó Cambi.
Las responsables del proyecto indicaron que su objetivo es identificar las especies tóxicas, alertar a padres y docentes sobre las precauciones y comenzar un trabajo de difusión pública para evitar intoxicaciones. “Creemos que debe existir información más generalizada. Hay especies muy comunes, como el laurel rosa, que suele ubicarse en paseos públicos y que pretendemos sea identificado para alertar sobre los riesgos que presenta y, de tal manera, no se siga colocando. Nuestra idea es colaborar, porque no existe planificación de la parquización, y falta información oficial sobre el tema. Hay muchas especies que no deberían venderse sin que se alerte previamente sobre los riesgos”, destacó María de los Ángeles Rueda.
Y agregaron que no es un tema que se tenga en cuenta entre las opciones de profesionales médicos cuando se detecta algún problema de intoxicación. “Piensan en comidas o en picaduras, pero raramente sospechan de las plantas, a pesar de que, como muchas, están en paseos públicos y son tan o más comunes que las otras posibilidades. Si bien se estima que sólo un 5% de las intoxicaciones que llegan a los hospitales son por vegetales, es un 5% que se puede prevenir”, enfatizó la doctora Cambi.
Los relevamientos alcanzaron a casi un centenar de establecimientos de educación inicial, entre estatales y privados y, al finalizar el censo, se elaboraron informes que se entregaron a los directivos. “Aspiramos a trabajar en forma conjunta con el municipio y las entidades interesadas o viveros, para que las especies que ya están colocadas en espacios públicos sean identificadas y, a la vez, se evite plantar nuevas”, señaló la investigadora.
Las plantas ornamentales tóxicas son clasificadas según el criterio de Nelson, Shih & Balick publicado, en 2007, en el Handbook of Poisonous and Injurious Plants. El proyecto fue avalado por la Región Sanitaria I y por el Consejo Escolar, y declarado de interés municipal y de la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires.
Precauciones
Los docentes sugieren intentar conocer el nombre vulgar de las plantas ornamentales que se tienen en la institución e identificarlas, de manera que sea más fácil el reconocimiento en caso de intoxicación accidental y no generar temor o pánico en los niños sino educarlos para que no se froten o lleven a la boca las hojas, frutos o flores.
También recomiendan cercar o podar las partes bajas de las plantas tóxicas que están en tierra o canteros y al alcance de los niños, y no retirar las especies vegetales, sino realizar actividades educativas que fomenten el reconocimiento y la prevención.
Plantas no recomendadas
El Ricino (Ricinus communis) es una planta muy vistosa, con hojas de color verde o morado intenso. La toxina se encuentra concentrada en las semillas. Provoca afecciones gastrointestinales severas que se manifiestan a partir de vómitos, diarrea y dolor abdominal. El Floripondio (Datura sp., Brugmansia sp.) presenta flores péndulas muy grandes y vistosas. La toxina está en todas las partes de la planta, principalmente en las semillas. Genera taquicardia, retención urinaria, fiebre, visión borrosa, delirio y confusión.
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Otra planta común es la Mariana o Caña del mudo (Dieffenbachia sp.) de hojas grandes, verdes con manchas verde claro o amarillo blancuzco. Presentan cristales de oxalato de calcio en gran cantidad en los diferentes tejidos, especialmente en las hojas. Causa dolor, edema, irritación y prurito. El Laurel rosa o de jardín (Nerium oleander) es una planta rústica, de follaje verde intenso y flores en ramilletes muy vistosas, que se encuentran en variedad de colores. Toda la planta es tóxica y determina disritmia, disminución de la frecuencia cardíaca, hipercalcemia, decaimiento y depresión respiratoria.
El laurel rosa o "de jardín" es una de las especies tóxicas más comunes en los jardines de infantes y paseos públicos.