Uriel Miralles es estudiante de la Licenciatura en Biotecnología de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQByF). Junto a Jeremías Conrado, mecatrónico de la UTN regional Córdoba, impulsan BioSpi, un emprendimiento que aspira a ser una empresa dedicada a la biotecnología, con un enfoque innovador en terapias biológicas sostenibles. Ambos se han propuesto resolver una problemática de zoonosis con el desarrollo de una vacuna oral para pollos de granja.
> Leer también: La información, el principal método para prevenir la hidatidosis.
La carne de esta ave es un alimento implicado en las infecciones alimentarias producidas por la bacteria campylobacter. «Cuando hay muchos animales en una cría intensiva se genera una proliferación de enfermedades que luego son transmitidas al humano, y ahí es cuando se genera el problema (…) Podemos tener como ejemplo lo que fue la gripe A en 2009 y parte del Covid-19 recientemente», explicó.
Miralles sostuvo que, actualmente, para resolver situaciones similares se utilizan antibacterianos que han sido superados por las mismas bacterias, generando mecanismo de resistencia. «Esta resistencia genera un círculo que pone en peligro la salud de las personas (…) Nuestro objetivo es atacar el problema desde la raíz, es decir, inmunizando al animal contra la bacteria (…) El propósito es combatir la enfermedad campilobacteriosis», explicó.
La espirulina como medio de delivery
La espirulina es una microalga capaz de producir biomoléculas. Esto significa que tiene la capacidad de sintetizar moléculas específicas contra diversos patógenos. «Con la ayuda de la biología sintética apuntamos a potenciar esa característica especial y hacemos que la espirulina pueda personalizarse para atacar esta enfermedad».
La vacuna oral tendría la forma de una pastilla, creada con la microalga biológicamente sintetizada con moléculas que atacarían directamente a la bacteria que desencadena la campilobacteriosis. «Nos encontramos en el transcurso inicial del desarrollo que implica un modelado computacional (…) En los próximos meses vamos a sentar el foco en la validación de la tecnología como tal», dijo Uriel.
> Leer también: Bacterias resistentes a los antibióticos.
Una de las ventajas de esta tecnología es que, así como se podría llevar un antígeno contra campylobacter, al ser de delivery se podría llevar un antígeno contra Salmonella u otras bacterias que desencadenan diferentes enfermedades infecciosas que provengan de la cría intensiva de animales. «A futuro podríamos ofrecer esta vacuna para tratar otras bacterias en otros animales como vacas y cerdos», concluyó.