Fernanda Algarbe Martino, alumna de la Licenciatura en Nutrición, trabajó con pacientes que padecen enfermedades crónicas en dos hospitales de la provincia de San Luis: uno de carácter público y otro privado. Su objetivo fue indagar en los conocimientos que estos sujetos tienen sobre el ayuno intermitente (AI). Explicó que el motivo por el cual trabajan con esta población es porque tienen mayor tendencia al sobrepeso y a perfiles lipídicos altos (obesidad, diabetes, hipertensión arterial, entre otros) y son ellos quienes tiene un mayor interés en la temática.
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El ayuno intermitente es un mecanismo nutricional por le cual quien lo practica se compromete a no ingerir alimentos sólidos o líquidos que aporten un valor calórico durante un determinado lapso de tiempo, y en el período restante consume prácticamente sin restricciones. Así, aparece como una alternativa a la propuesta tradicional de las seis comidas, o a las dietas restrictivas que pueden producir rechazo de parte de los pacientes, “el AI es un nuevo paradigma alimentario, que tiene múltiples puntos a favor para quienes lo practican”, rescata Algarbe Martino.
De esta manera, se implementó una encuesta a pacientes del hospital a quienes se les consultó acerca de sus conocimientos sobre el AI, de la implementación personal de esta técnica y, en caso de haberla utilizado, sobre los beneficios o perjuicios que habían percibido tras aplicarlo. En este sentido, los números marcaron que, de 100 personas encuestadas, 80 tenían conocimientos sobre el AI y 64 lo estaban practicando en la actualidad. De esas 64 personas, el 52% había comenzado a realizarlo con el objetivo de descender de peso, e incluso, algunos pacientes más, el 59%, lo distinguieron como beneficio pese a no proponérselo de entrada. Cabe destacar que ninguno de los encuestados remarcó puntos o consecuencias negativas tras comenzar con el ayuno intermitente.
Al margen de bajar de peso, varios encuestados contestaron que habían visualizado mejoras en sus análisis clínicos bioquímicos, en la actividad intestinal y hasta en el control de la ansiedad, “el AI ofrece a sus usufructuarios una influencia positiva en lo que denominamos perfil lipídico, cuestiones como el colesterol, los triglicéridos, todo aquello que, si se descuida, puede llevarnos a tener enfermedades cardiovasculares”, subraya Algarbe Martino. Además, pese a que no forma parte del trabajo en cuestión, hay estudios que señalan que el AI puede impactar favorablemente en pacientes oncológicos.
Uno de los datos recolectados que llamó la atención tuvo que ver con las fuentes mediante las cuales los pacientes accedían a información sobre el AI. Los resultados arrojaron que las redes sociales tenían una leve predominancia por encima de los profesionales de la salud, de modo que se implementa el ayuno sin supervisión de un experto. “Es un punto de alerta, nos marca que tenemos que empezar a incorporar las redes sociales como método de promoción de la salud, hacer educación nutricional a través de estas plataformas”, señaló la estudiante a Argentina Investiga.
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Finalmente, la autora del trabajo remarcó la importancia de continuar promoviendo estilos y hábitos saludables, y de hacerlo de manera que pueda llegar a la población. “En cierta forma la salud también implica conectarse con las personas y analizar cómo la conciben, no quedarse únicamente con lo que se advierte desde lo profesional. De hecho, ahí surge buena parte de la motivación detrás de la investigación”, concluyó la autora del trabajo.