A partir del debate generado por la promoción mediática del consumo de dióxido de cloro para prevenir el contagio del COVID-19, investigadores de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) plantearon la peligrosidad del consumo de esta sustancia y advirtieron acerca de su uso indebido.
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Pablo Fiorito, secretario de Investigación de la casa de altos estudios, remarcó que se trata de una sustancia química compuesta por un átomo de cloro y dos de oxígeno que se utiliza como desinfectante y blanqueador industrial, principalmente en la industria del papel y la textil. “Lo que se está publicitando como un medicamento es una solución que tiene varios nombres de acuerdo a quien lo promocione, viene como CDS o MMS que son soluciones de clorito de sodio y forman parte de una familia de oxoaniones de cloro como el hipoclorito, el clorito, el clorato y el perclorato”, explicó a Argentina Investiga.
Para obtener el dióxido de cloro, el clorito de sodio tiene que entrar en contacto con un oxidante ácido. “El producto que se promociona viene como una sustancia de solución con un activador, ese es ácido clorhídrico en unos casos y ácido cítrico en otros, pero hace falta el oxidante para generar la reacción química y el problema radica en que ambas soluciones son absolutamente tóxicas y bajo ningún punto de vista está recomendada su ingestión”, añadió.
El investigador recordó que “no es nuevo que se publicite como cura de algo”. En Estados Unidos, en el año 2010 la Administración de Alimentos y Medicamentos publicó un comunicado advirtiendo acerca de “los peligros de ingerir estas soluciones minerales consideradas milagrosas” que se estaban promocionando para curar diferentes enfermedades. En la Argentina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) también prohíbe su ingestión. Fiorito aclaró que “es verdad que es una sustancia bactericida que se utiliza para desinfectar superficies, pero llama la atención que se la puso como la cura de enfermedades como artrosis, soriasis, diabetes, esclerosis, úlcera, cáncer, osteoporosis, asma, hepatitis, leucemia, SIDA y, ahora, el COVID-19, entre otras, cuando ninguna de esas propiedades está probada; sí los efectos nocivos que tiene, que provocaron casos de intoxicación y muerte, y están en la ficha de datos de seguridad de esta sustancia”.
Precisamente, en las advertencias se expresa que “tiene toxicidad oral aguda y es capaz de producir la muerte, lo que se vio lamentablemente en las últimas semanas”. Además, presenta toxicidad cutánea “es decir que puede provocar intoxicación severa en contacto con la piel y puede causar corrosión cutánea”. También, el químico advirtió que “produce quemaduras en la región intestinal y otras causas severas como insuficiencia renal, fallas hepáticas y deshidratación, con síntomas como náuseas, diarrea y vómitos”.
Consultado acerca de la difusión de su consumo, Fiorito dijo que “hay personas desesperadas que no tienen conocimiento y lo toman, pero es realmente peligroso porque ningún medicamento debería tomarse sin indicación médica, menos un compuesto como este, probadamente tóxico y por eso hay que evitarlo bajo todo punto de vista”.
Ante esta situación, aseguró que desde la UNVM se promovieron acciones de difusión a nivel regional para “que se tome conciencia acerca del riesgo de ingerir este tipo de sustancias” y consideró que “si se hace apología a través de medios masivos de comunicación la justicia tendrá que actuar como crea conveniente, porque es muy grave lo que pasó”.
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Cabe destacar que en la casa de altos estudios también se están adecuando los protocolos para conseguir las autorizaciones pertinentes y continuar con el desarrollo de trabajos de investigación relativos al COVID-19. Una de las líneas se abocará a realizar un relevamiento epidemiológico de presencia de anticuerpos en profesionales de la salud de la región. Además, continuarán distribuyendo sanitizante fabricado en los laboratorios propios, tal cual lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), para las áreas de la universidad que tienen guardias primordiales y presenciales. También, se cedió una cámara termográfica en carácter de préstamo en la Asistencia Pública de Salud Municipal para monitorear las temperaturas de los pacientes que ingresan al edificio.