La provincia de Santiago del Estero es una de las regiones de mayor territorio con una vasta extensión rural que, por sus características de clima árido a semiárido, presenta escasas precipitaciones. Esta situación genera que el agua sea una fuente de abastecimiento muy cambiante.
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Los territorios rurales sufren más la escasez de agua y es por eso que en ocasiones la única fuente de abastecimiento son acuíferos subterráneos donde la calidad del agua es incierta. El consumo de estas aguas constituye una amenaza para la salud de la población dado que, en épocas de sequía, aumenta la concentración de sustancias no aptas para el consumo.
Karina Rondano, docente de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, lleva adelante una investigación llamada “Fluoruro en aguas de consumo en zonas rurales de Santiago del Estero, Argentina”, a través de la cual obtuvo el grado de doctora en Ciencias con Orientación en Química Analítica, otorgado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid, UNED.
El estudio centra su atención en el análisis de fluoruro en aguas subterráneas; compuesto, que al igual que el arsénico, constituye una problemática ambiental cuya incidencia en el agua no ha sido muy estudiada.
El norte argentino y su falta de agua
Santiago del Estero presenta dos temporadas climáticas muy marcadas: una de lluvias y otra de sequía. Esta falta de suministro lleva a los habitantes a recurrir al agua de acequias, canales o a la que se recoge en aljibes en las épocas de lluvias.
La provincia está atravesada, de noroeste a sureste, por dos ríos caudalosos, denominados Dulce y Salado, cuyas aguas son utilizadas por las zonas cercanas en distintas actividades industriales y agrícolas, lo que convierte a los acuíferos subterráneos en una fuente de abastecimiento de agua para consumo humano.
Geológicamente, una gran parte del territorio santiagueño está asentado sobre rocas, sedimentos y cenizas de origen volcánico “con alto contenido de sustancias químicas, donde predominan el arsénico, el flúor, el boro y el vanadio, entre otros. Estas formaciones geológicas se encuentran en contacto permanente con las aguas subterráneas, por lo que las sustancias antes mencionadas se consideran contaminantes naturales” Explica Rondano a Argentina Investiga.
El flúor, sustancia tóxica
Existen numerosos estudios médicos y trabajos científicos sobre el problema del arsénico en las aguas de la provincia de Santiago del Estero y sus severos efectos en la salud; “su enfermedad, el hidroarsenicismo, es muy difundido constantemente, con el fin de reducir los inconvenientes generados por este flagelo, ya que se hicieron públicos distintos casos de muerte de niños y enfermos graves en estos últimos años”.
“Sin embargo, no sucede lo mismo con la problemática del flúor en las aguas de consumo humano”, indica la investigadora y continúa: “la escasa bibliografía existente muestra que, en general, cuando las aguas están contaminadas con arsénico, también lo están con flúor. Esta sustancia se presenta preferentemente bajo su forma iónica (fluoruro). Las concentraciones encontradas de este ion en las aguas subterráneas de la región son variables y dependen de ciertos factores, que se acrecientan sobre todo en épocas de sequía”.
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“El propósito de este estudio es que los conocimientos y los resultados obtenidos de la aplicación de la Química Analítica, Química Ambiental y Estadística Aplicada en esta tesis, sean transmitidos para atender y buscar una solución a la problemática de contaminación de aguas subterráneas de las zonas rurales de la provincia de Santiago del Estero, desde un punto de vista ambiental, sanitario y educativo”, concluye la investigadora.