Para combatir una plaga pueden utilizarse tres tipos de métodos: los químicos, los mecánicos o los biológicos. En este último grupo se inscribe el trabajo de investigadores del Laboratorio de Parasitología, dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC. Ellos investigan organismos que podrían llegar a utilizarse como agentes de control biológico contra Tityus trivittatus, el escorpión que sólo en 2016 produjo en Córdoba 1.134 envenenamientos, un 12 por ciento más que los registrados en 2015, según datos del Boletín Epidemiológico de la Nación.
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El equipo de investigadores es dirigido por Camilo Mattoni y Alejandra Bertolotti, y busca probar, a través de ensayos de laboratorio, el grado de patogenicidad que provoca un nematodo llamado Steinernema rarum OLI, capaz de parasitar a diferentes insectos y otros artrópodos tales como los escorpiones.
Para Marcela Alcalde, tesista de la carrera de Biología, los resultados del “primer ensayo son más que alentadores”. Expuestos a una cantidad determinada de nematodos, se observó entre un 70 por ciento y un 80 por ciento de mortalidad, dependiendo de la dosis, en apenas seis días.
Estos parásitos ingresan al organismo de los escorpiones a través de sus aberturas naturales, como el ano, la boca o los espiráculos. “Estos nematodos tienen una relación muy estrecha, una simbiosis, con bacterias que llevan en su intestino. Cuando ingresan a su hospedador liberan esas bacteria en el sistema circulatorio interno del insecto, allí la bacteria se multiplica y libera una toxina que mata al hospedador”, aclara Alejandra Bertolotti, profesora de la cátedra de Parasitología. Se trata de un insecticida biológico, ya que tiene el mismo efecto que uno químico, con la salvedad de que es inocuo para los humanos y los animales domésticos.
Posibles usos del hallazgo
Una vez que se supere la instancia de laboratorio, el sector industrial debería interesarse por llevar el hallazgo a escala doméstica. “La idea es utilizarlo contra plagas de jardín. Hace 20 años venimos haciendo experiencias contra otras plagas de jardín y descubrimos que estos nematodos no afectan a integrantes benéficos del ecosistema como las lombrices, por ejemplo”, afirma Susana Cagnolo, docente de la misma cátedra.
Otra forma de aplicación podría desarrollarse mediante el diseño de dispositivos ubicados dentro de los conductos cloacales –sitios preferidos por este tipo de escorpión– para que se mojen con “la sopa infectiva de nematodos” al pasar por allí.
“Por ahora se trata de una prueba en laboratorio. Falta mucho desarrollo aún para llegar a una instancia doméstica. Podrían pasar dos o tres años. Pero vamos por un buen camino, muy bueno”, remata Mattoni.
Acerca del nematodo Steinernema rarum OLI
Se trata de una especie de gusano microscópico que vive en el suelo y se reproduce masivamente en laboratorio. Es un tipo de nematodo muy efectivo, porque no sólo tiene la capacidad de esperar al insecto, sino también de buscarlo. Su nombre lleva la sigla OLI debido a que fue hallado en Oliva, una localidad de la provincia de Córdoba.
Su ciclo de vida es relativamente corto. Una vez que ingresa al insecto, lo mata, se reproduce adentro y al cabo de entre 13 y 15 días ya están formados los nuevos juveniles infectivos, que saldrán del insecto en busca de otro hospedador. La producción de juveniles infectivos al final del ciclo parasitario es muy elevada: por cada nematodo que ingresa al hospedador se recuperan 150 mil al cabo de 15 días.
Historia del Tityus trivittatus
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Se estima que esta especie de escorpión llegó a Buenos Aires a principios del siglo XX, proveniente de Paraguay. “Se supone que venían en cargamentos de madera”, dice Mattoni. En Paraguay existe una población bisexuada de machos y hembras. Argentina, en cambio, posee solamente hembras por tratarse de una rama invasora. “Este fenómeno se llama partenogénesis, un valor adaptativo para vivir en condiciones inhóspitas y poder invadir lugares donde no hay tanta cantidad de ejemplares. Es decir, en nuestro país las hembras tienen crías sin fecundación (sin machos) porque cuentan con un mecanismo interno que hace que produzcan huevos con carga genética completa”.