Cristina Bazán de Casella advierte sobre el creciente número en las cifras de obesidad y sobrepeso y su relación con problemas de salud
En Tucumán las cifras de sobrepeso y obesidad preocupan a las autoridades sanitarias, pero la situación no es privativa de esa provincia sino que se ha convertido en una epidemia mundial. En los últimos 30 años la obesidad se duplicó en el plano internacional; la cifra de niños con sobrepeso en el mundo, menores de cinco años, supera los 40 millones, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Muchos países de ingresos bajos y medianos afrontan una doble carga de morbilidad, porque la desnutrición y la obesidad suelen coexistir en un país, en una comunidad y en un hogar. De hecho, el sobrepeso y la obesidad están relacionados con un mayor número de muertes que el bajo peso y la desnutrición.
Según datos de la misma organización, los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes, el síndrome metabólico, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y de las articulaciones. Por ese motivo, desde hace 15 años un grupo de investigadoras tucumanas estudia la relación entre salud y sobrepeso, con la idea de prevenir estas enfermedades que muchas veces están relacionadas o agravadas a causa del peso excesivo.
El equipo está liderado por la doctora Cristina Bazán de Casella e integrado por Zulema Chaila de Simesen de Bielke, Silvia Fabio de Pujol y Elsa Quiroga de Longo. El estudio, que se publicó en la Revista de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (RAEM), incluyó a 700 escolares de entre 6 y 19 años, pertenecientes a clubes deportivos e institutos secundarios.
Según señalaron las especialistas a Argentina Investiga, el trabajo tuvo como objetivo detectar en una población infantojuvenil la presencia de obesidad, sobrepeso y su relación con el síndrome metabólico (SM). El SM abarca un conjunto de síntomas, que predisponen a la persona a desarrollar enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2 y pueden ser hipertensión arterial, glucosa (azúcar) alta en la sangre, niveles elevados de triglicéridos (un tipo de grasas), niveles bajos de HDL (el colesterol bueno) y exceso de grasa alrededor de la cintura.
Como resultado del trabajo se observó, considerando el índice de masa corporal (IMC), que el 14% de los escolares estudiados presentó obesidad y el 22% tuvo sobrepeso, la suma de ambos resultó en 36%. Además, se detectó que el 15% de los encuestados tenían SM. El IMC es un método sencillo para evaluar el sobrepeso y la obesidad de la población, debido a que el cálculo sólo requiere la estatura y el peso. La fórmula es el peso en kilos dividido por la estatura en centímetros por 100. Como resultado se obtiene una idea de lo que debería pesar la persona, según su estatura y sexo.
Los datos del sobrepeso encontrados en esta oportunidad se corresponden con la media argentina que fue de un 20,8%, pero en obesidad los valores locales de este estudio fueron más altos (14%) respecto del 5,4% publicado por otros investigadores (Kovalskys, Bay y col. en 2003) sobre IMC en la población de Capital Federal y Gran Buenos Aires.
Bazán de Casella señaló que el sobrepeso en la infancia y en la adolescencia se asocia a otros factores de riesgo cardiovasculares y a lesiones ateroescleróticas tempranas, así como a la persistencia o al aumento de la obesidad y sus comorbilidades en la adultez. Además, los niños obesos sufren dificultad respiratoria, mayor riesgo de hipertensión arterial, resistencia a la insulina, aparición de diabetes tipo 2 y efectos psicológicos negativos sobre su imagen corporal.
Chaila de Simesen de Bielke sostuvo que la importancia de identificar los componentes del SM en la niñez y la adolescencia radica en poder prevenir, a través de diferentes áreas como la salud y la educación. Consideró fundamental enseñar sobre alimentación saludable a través de charlas y capacitaciones, la instalación de kioscos saludables en las escuelas e incrementar la actividad física.
Métodos de estudio
El equipo realizó encuestas, determinaciones de medidas antropométricas y registros de la presión arterial. Los padres o representantes de los niños firmaron un consentimiento informado para que sus hijos sean evaluados. Las variables que se analizaron fueron: género, edad, peso, talla, índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura, presión arterial y sus respectivos percentiles (Pc), según edad y género.
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Además, se efectuaron determinaciones bioquímicas de glucemia, insulina, leptina, adiponectina (dos hormonas con diferente comportamiento en la obesidad y en la resistencia a la insulina) y el perfil lipídico con dosajes de colesterol total, HDL, LDL y triglicéridos. Se calculó también el índice HOMA que es un método utilizado para cuantificar la resistencia a la insulina.