La salud bucal es tal vez una de las áreas menos atendidas en las zonas rurales más alejadas de los centros urbanos en el país. Por esta causa, un equipo de investigadores se propuso indagar en las patologías orales que se dan en el noreste de la provincia de Mendoza, una vasta zona semidesértica que supo ser un oasis pero que hoy está casi despoblada.
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El equipo interdisciplinario articula la Sociología de la Salud con la odontología, dado que la problemática de la salud posee variables socioambientales y económicas determinantes, como el contexto natural, la tenencia de la tierra y las transformaciones que se producen en el medio, tanto por influencias internas como externas. Desde esta óptica, la Odontología busca integrar el conocimiento científico con la realidad social.
En el noroeste mendocino, hay un sistema de atención odontológica periódica pero intermitente, cada diez días o más. “En estos centros de salud el instrumental es casi inexistente, salvo algunas excepciones. A lo que hay que sumar que muchos pobladores temen al odontólogo, por lo que no concurren cuando el problema es incipiente y se puede reparar”, explica a Argentina Investiga el sociólogo Mario García Cardoni, uno de los integrantes de la investigación.
“Debido a múltiples obstáculos (distancia, tiempo) por una parte, cuando se presenta el dolor no se cuenta con el profesional y, por otra, cuando está el profesional, si no se siente la urgencia no se concurre al centro de salud”, analiza el especialista. “Todas estas razones confluyen para que, cuando el paciente concurre al odontólogo, el diente o la muela no se pueda salvar. Además, al ser deficitaria la infraestructura, no se cuenta con un equipo radiográfico, por ejemplo”, agrega.
Como metodología, los investigadores visitaron a las distintas zonas en escuelas, postas de salud, sedes de ONGs y organizaciones barriales y centros de recreación, y realizaron actividades de prevención y atención a través de charlas y debates sobre su salud odontológica a niños, jóvenes, adultos y ancianos, con entrevistas a informantes claves y encuestas a la población atendida.
“Las observaciones en la atención y por la historia que cuentan los pacientes muestran una cruda realidad. La ausencia de materiales adecuados para trabajar y la urgencia de soluciones que demandan los pacientes, son la marca del carácter mutilante que predomina en las consultas odontológicas”, reflexiona García Cardoni, para quien estas patologías orales “por su morbilidad (proporción de personas que enferman en un lugar durante un período de tiempo determinado en relación con la población total de ese lugar) se encuentran entre las de mayor demanda de atención en servicios de salud”.
En la zona, las principales patologías orales que aquejan a la población son, en orden de prevalencia, la caries dental, la enfermedad periodontal y las maloclusiones o desarmonías oclusales por disfunción o por pérdida de espacio.
Para revertir esta problemática, los profesionales se acercaron, primero, a los líderes de las comunidades en cuestión, para entender su larga historia de postergaciones y entrar en sintonía con ellos antes de encarar la labor de prevención y tratamiento de las enfermedades bucales. Así, resolvieron atender en un solo lugar, repitiendo las visitas para lograr una mayor convocatoria. “Esta es la metodología para lograr ‘boca sana’”, dice García Cardoni. “Se comienza a trabajar con una población, que en sucesivas visitas vuelve, y se suman cada vez otros pobladores, que se informan de la actividad que realizamos”, agrega.
A toda la población encuestada se le brindó charlas de educación para la salud, enseñanza de técnica de cepillado y, en los casos en que se contó con el consentimiento informado y existió la necesidad, se ha intervenido. El consentimiento informado consiste en una autorización escrita y firmada de parte de cada paciente o, en el caso de los niños, de sus padres o tutores, para realizar la atención y utilizar los datos, luego, en la investigación.
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“Observamos que en todas las localidades hay una gran afección odontológica, mayoritariamente sin tratar, cuya causa fundamental está en las distancias que existen entre las viviendas de los puesteros y los centros de salud, la distancia a los centros urbanos para acceder a radiografías, endodoncias, etc. Esto, en el caso de que el paciente quiera concurrir al odontólogo, lo que no siempre sucede. Muchos pacientes ante la pregunta de si utilizan cepillo de dientes contestan ‘a veces’, y si concurren periódicamente al odontólogo, muchos contestan ‘por dolor’ o ‘por caries’. Pero muchas veces, cuando se deciden a concurrir, ya no se puede salvar la pieza dentaria”, cierra García Cardoni.